Bueno el contendio de esto son mis desvarios, tropezones, alucinacion y (pocaS) cosas cuerdas que digo, esrcibo o pienso.

lunes, febrero 23, 2009

...Y LlEgO Un PoEmA


Desperté con un zumbido en la cabeza, que pensé era producido por la resaca de la noche anterior. "Que tal Juerga", pienso . El zumbido desaparece por un instante. Pero regresa. Es como un helicoptero paseando a lo largo del oído. Camino hacia la radio. Tal vez con algo de música logre apagarlo. Coloco un Long Play de lo Stones. Gimme Shelter en concierto se apropia de toda la casa. El zumbido sigue. Así que decido darme un baño. Una ducha fría. Derrepente solo sea cera acumulada.

El baño parece surtir efecto. El helicoptero ya no recorre mas el oído medio hacia el cerebro. El teléfono suena. Lo miro. No quiero contestar. Es una mañana tranquila. El teléfono sigue vociferando. Es un niño que desea ser atendido. Lo levanto, solo por que deje de sonar.


Hola.

¿Javier eres tú?

Gordo,Soy la unica persona en esta casa.

Te olvidaste que hoy teniamos las fotos con la banda

...Mierda. Salgo ahorita.


Tiro el teléfono. Me pongo lo primero que encuentro. Cogo la cámara y salgo corriendo. En la escalera me doy cuenta que olvide apagar a los Stones. Aún se escucha la voz de Mick Jagger por toda la escalera. No importa, ya se las arreglaran para seguir dando el concierto.

Corro hacia el paradero y tomo el primer micro que me lleve. La ansiedad me carcome. Día de mierda. Pienso. El micro va lleno. Recogiendo pasajeros en cada cuadra. Nunca voy a llegar.

Despues de casi una hora de viaje, llego al edificio de la sesion de fotos. La banda aun no se ha aparecido. Tengo un colchon de 15 minutos para armar las luces y todo lo que necesito. El gordo Andres, se acerca. Tiene la rabia impresa en el rostro. Camina con un celular en la mano. Va hablando con la banda, mientras recrimina mi desgano y falta de responsabilidad. No le tomo mayor importancia y me dedico a realizar mi trabajo.

Despues de mas de media hora de aguantar los sermones del gordo. Cruzan la puerta un grupo de niños. El mas grande tendra 16. "Trabajo de mierda" murmuro. Son un gurpo vestido con trajes negros y fuxias. Llevan los cabellos parados con gel. Y algo de color sobre ellos. Detras de los rockeros, entra un hombre mayor. Envuelto en un terno de 1000 soles. Tiene un parecido al que lidera la banda. El Gordo se aproxima al hombre. Este firma un contrato y le entrega dinero. "Creo que el gordo me estafa".

El Gordo es un amigo de infancia. Crecimos en el barrio, escuchando a los Rolling Stones y The Who. Los demas nos decían "los raros". Porque preferíamos encerrarnos en mi sotano a escuchar vinilos que correr tras una pelota en la calle y regresar con las rodillas raspadas. Crecimos en este ambiente. El Gordo era un tipo muy habil para las finanzas. Así que decidímos asociarnos y poner este estudio de fotos. Él lo administraría. Y yo me encargaría de tomar las fotos. Hemos tenido tiempos buenos y malos. Antes trabajábamos para músicos de repercusión nacional, literatos, portadas de discos, libros. Ahora el negocio ha bajado y decidimos "ampliarlo"; tomando fotos de matrimonios, recien graduados, banditas de niños con un papá suficientemente solvente como para pagarles la sesión.

La banda tiene una reunión grupal. Han hecho circulo a un costado del estudio. Aprovecho para ultimar detalles. El líder se me acerca por la espalda y me aborda. Los demas lo miran tímidos desde el rincón donde se han reunido. Me pide que por favor saque sus mejores ángulos. Le digo que no se preocupe que ese es mi trabajo. Me dice que tengan aspecto rudo, pero no tanto; ya que eso puede espantar a las chicas. Le sonrío haciendo un gran esfuerzo. Le digo que tome su posición. Cuando aprieto por primera vez el disparador, parece que la luz del flash desapareciera la timidez de todos. Saben que poses realizar. Que miradas dar.

Despues de 45 minutos de flashes y posiciones la sesión termina. Les muestro las fotos a los niños. Se entusiaman. Creen que con esas fotos alcanzarán reconocimiento internacional. Serán la versión de los Beatles de este siglo. Ilusos. Terminarán trabajando tras la ventanilla de un banco , en el mejor de los casos, tarareando alguna canción compuesta en esta epoca.

Guardo mi equipo. El Gordo se acerca y me pide disculpas por los gritos, pero me recalca que debo mejorar mi irresponsabilidad. Afirmo con la cabeza. No estoy de humor para responderle. Le digo que tengo que regresar a casa porque deje a los Stones cantando en mi sala. El gordo me da un adelanto de dinero. Con eso me alcanzara la semana. Me recalca que mañana tenemos sesión en la tarde. Afirmo y me despido haciendo un ademan con la mano. Gordo de mierda, metete tus sesiones donde puedas- pienso.

Voy caminando a casa. El sol quema demasiado. Así que decido sentarme en una de las bancas de la plaza que esta cerca al estudio. Es un lugar amplio. Niños corriendo. Ancianos dando de comer a las palomas. Hombres y mujeres caminando sin saber por que. Nada fuera de lo normal. Un típico día en esta ciudad que he comenzado a odiar.

El Zumbido ha vuelto. El helicoptero parece despegar en mi oído. Eso me tiene molesto. Trato de apargarlo con un dedo. Ando distraído en eso. Derrepente en uno de los forcejeos con mi anatomía; me percato de ella. Esta parada en una esquina que pasa desapercibida. Lleva un vestido negro con puntos blancos. Unos ojos grandes, llenos de sueños, transparentes. El cabello suelto. Largo. Azabache, como recibir la noche en la playa. Parece sacada de una fotografía de Annie Leibovitz. Es la mujer con la que me gustaría pasar el resto de mis dias. En la mano lleva un papel. Parece un poema escrito con delineador de ojos. Las letras han empezado a correrse por el calor.

Busco mi camara para capturarla. Es dificil poder cogerla con los nervios corriendo entre los dedos. La logro sacar y sin ninguna preparacion disparo. A lo que salga. Es mi percepcion o el disparo la hizo desaparecer. Ya no la veo más. Miro a todos lados y no la encuentro. La mujer de cuyo vientre saldrían mis hijos se ha desvanecido con el viento. La busco en el archivo de fotos tomadas. Y un rostro medio cubierto por el cabello, aparece. Es la única pista que tengo para encontrarla.

Llego a casa y enciendo la computadora como un loco. El zumbido sigue en el oido pero no me interesa. Subo la imagen y la examino. Veo cada cabello. Cada linea de sus ojos. Cada peca. Hasta casi memorizarme el rostro. Busco en la web. Per no hayo nada. Decido irme a dormir.

A mitad de la madrugada el zumbido se hacía insoportable. Decidí dejar de restarle importáncia y acudir al medico en la mañana. Eso me daría tiempo de llegar al estudio.

Tan luego abrí los ojos me puse lo primero que pude y fuí al medico. Tuve que esperar mi turno. Y entre el olor a desinfectante, las babas de un infante cargado en brazos a mi costado y el calor infernal de ese lugar. Se pasaron 60 minutos de mi vida. Contemplando la levedad de los seres que habitaban dicho hospital. Antes de entrar al consultorio el Gordo me llamo para recordarme la sesión de la tarde. Le dije que no se preocupara.

Entre al consultorio. Le conte al medico sobre el helicoptero en mis oídos y me revisó. Me dijo que no era una de esas naves, sino un simple malestar ocasionado por sabe que cosas y tenía que hacerme un lavado y todo estaría bien.

Salí del consultorio con el zumbido disminuido. Ademas de esperanza. Caminaba por el pasillo sin mayor prisa. Cargando la mochila con la camara en la espalda. Y derrepente lo inesperado sucedió. Algo rompió la tranquilidad. El curso normal y aletargado de estas tierras. Era ella. La misma del parque. La de la fotografía. No podía creerlo. La vida me daba una segunda oportunidad. Y no iba a perderla. Corrí para alcanzarla. Tuve que esquivar dos camillas y una enfermera mal humorada. Era su rostro. El cabello azabache que se confundía entre la masa enferma. No iba a dejar que se pierda. Tendría que pasar el resto de la vida conmigo. Así sería. Pese a quien le pese.

La seguí tras los pasillos, y en un momento la perdí. No podía creerlo. Donde se había metido. No era cierto. O es que acaso me estaba volviendo loco, siguiendo a una aparición o alguna invención de mi prolongada soledad. Y derrepente emergió de entre las sombras. Parecía que los rayos del sol la traían de la mano. Venía en dirección hacía mí. Los brazos comenzaron a temblarme al igual que los labios. Me coloqué delante de ella. Impidiéndole el paso. Ella me miraba extrañada. Con cierto susto. No le dije nada y saqué la camara de la mochila. Le mostré la foto. Ella reaccionó sorprendida. Solo atiene a decirle "Te casas conmigo". Ella sonrió, iluminando el pasillo. Y me dijó que estaba loco. Le dije que no. Que en verdad quería convertirla en mi esposa. Envecejer juntos. Escribir sobre nosotros. Me quedó mirando como si delirara. Le pedí una oportunidad. Solo una oportunidad para dejar conocerme. Me dijo que no era posible. Ya que en ese momento vivía con alguien. Le dijé, siguiendola por el pasillo, apurando el paso. Que solo me diera una oportunidad, para poder hablar, para mostrarle lo que soy.

La seguí hasta una cuadra antes de su casa. Mas por desprenderse de mí que por desearlo así, aceptó tomar un café. No te arrepentirás. Buscamos un sítio adecuado. Nos sentamos al fondo del lugar. Para que nadie nos viera. Pedimos dos capuchinos y el silencio se apoderó del lugar. Le comencé a contar como la había visto. La impresión que me había causado. Ella agradeció el halago. Tomando el capuchino a grandes sorbos. Luego le conte sobre mí. Sobre las fotos. Sobre los Rolling Stones. Le conté como había planeado nuestra vida. Como seríamos al envejecer. De la casa de campo donde nos mudaríamos. Con un jardín de grandes rosas rojas en la entrada y un campo de girasoles en el patio trasero. Ella tenía una sonrisa perpétua y me miraba fijamente. Derrepente dejó de tomar el capuchino de manera tan acelerada se daba el tiempo de escucharme. De imaginarnos juntos. Le cogí la mano. La sentí muy suave. La quiso retirar, pero cuando ya casi lo logra. La dejó debajo de la mía. Te veras hermosa cuando esa cabellera sea blanca. Te veras hermosa en las fotos que tomaré. Una cada día. Sonrió.

La tarde avanzaba y el gordo comenzó ha llamarme al celular. Conforme avanzaba la hora, las llamadas eran mas frecuentes. Le contesté. Le dije : Gordo renúncio y sin decir más le corté. La tarde era propicia para dar un paseo. El sol rojizo que habia comenzado a odiar, era el marco perfecto para nuestra caminata. Me contó sobre su vida. Como había conocido a Renzo, el tipo con el que vivía. Cuantos años tenían juntos. Él siempre viajaba por motivos de la empresa. Eso era bueno, ya que ella podria tomar clases de teatro y poesía, que tanto adoraba. Ademas de tocar a la guitarra. La animé a cantarme algunas canciones. Las estrellas comenzaron a salir. y me pidio irse. Habia sido un dia bonito para ella.

La acompañé hasta la esquina de su casa. Nunca me gustaron las despedidas. No quería separarme de ella nunca más. Me explicó que era dificil para ella poder verme. Me agradeció el haberla hecho soñar y me extendió la mano. Se la tome. La miré a los ojos y le propuse escaparnos. Me dijo que estaba loco. Escapemos. Dejemos cartas. Pero no direcciones ni pistas. Vámonos. Esta ciudad ya no nos soporta. Si tu eres mi sueño yo soy el tuyo. Y toque mis labios con los de ella. En un beso sublime. El mundo se paralizo. Eramos solo los dos. Como naufragos. Me abrazó. Me tomó de las manos y dijo: Vamos.

Fuímos a su casa. Sacamos algunas cosas. Dejó una nota sobre la mesa, explicando a Renzo el por que de su partida. Le deseó felicidad y agradeció los años vividos junto a él. Luego fuimos a mi casa por los discos de Rolling Stones y un poco de dinero. Guardé la llave del departamento en una bolsa y se la dejé al gordo, debajo de la puerta del estudio, junto a una nota de disculpas y explicandole que el departamento se lo debajaba por los daños y perjuicios.

La lluvia comenzo a caer. Corrímos de la mano calle abajo, rumbo al aeropuerto. La noté algo apenada. Indecisa. La abracé fuerte. Le besé la frente. Le dije que habíamos escogido el lado correcto. La felicidad. Ella sonrió. Y no basto más para saber que seríamos felices, que escribiríamos sobre nosotros para que sea leído por los amantes intensos.

Cogimos el primer vuelo a Cuba. El dinero que había guardado para armar el estudio propio, lo utilicé. Compramos los pasajes. Eramos los unicos en la sala. Ella sacó un cigarrillo y lo encendió. La espera era larga. Me dijo voy al baño y se paró. Me dejó esperando solo. Comenzaron a llamar a los pasajeros y ella no aparecía. Se había llevado la maleta. El llamado era cada vez más seguido. Y su figura no aparecía por la puerta. Una mas que me rompe el corazón pense. Salí en su busqueda. No estaba en el baño. No estaba en los pasillos. Me habia dejado. Con el alma hecha girones, caminé hacia la salida. La encontré. Estaba prendida de un teléfono. Lloraba a mares. Del otro lado estaba Renzo. Nos miramos fijamente. Le extendí el pasaje. El dinero te lo pueden devolver, le dije. Y me di media vuelta. Ella seguió llorando.

Avancé unos pasos. Con las lágrimas acostadas en la comisura de los ojos. Era la ilusión que había creado la falta de un cuerpo al que abrazarse. Al que escribirle. Era como todas las mujeres que me rompieron el corazón. Derrepente unos dedos delgados como ramas de rosas, se aferraron a mi cintura, difucultándome la respiración. Era ella. Besaba mi espalda con frenetismo. Quise dar la vuelta y ella me lo impidió. Vamos, me dijo. Y comenzamos a caminar hacia la ultima llamada para abordar el vuelo.

Volamos a cuba. Nos dedicamos a trabajar en el arte. Ella como profesora de actuación y guionista. Y yo, haciendo lo unico que sabía hacer. Crear ilusiones con la cámara fotográfica.

Han pasado mas 40 años desde aquella vez. El cabello de ella esta cubriendose de blanco. Y las 1000 fotos que le tomé, adornan la sala. Nuestro hijo mayor siempre viene a visitarnos y a llevarse unos cuantos girasoles del jardín trasero, para adornar su casa.

lunes, febrero 02, 2009

Hay pena, hay gritos, hay escupitajoz, hay bombas vomitivas, hay sangre, hay llantos,
hay madres, hay ojos, hay nada, hay todo, hay papeles, hay letras, hay tinta,hay balas, hay pistolas, hay diversion, hay silencio, hay odio, hay mugre, hay sexo, hay amor, hay ropa, hay senos, hay penes, hay dedos, hay abortos de cuentos,
hay mujeres, hay niños
hay television, hay volumen
hay autos, hay casas
hay depresion
hay cielo
hay pastillas
hay droga
hay cocaina
hay baños
hay no arte
hay inspiracion reprimida
hay muerte
hay muerte
hay muerte
hay
hay
ay!