Bueno el contendio de esto son mis desvarios, tropezones, alucinacion y (pocaS) cosas cuerdas que digo, esrcibo o pienso.

domingo, abril 15, 2007

IlUsO

mis labios siempre buscaron los tuyos. Inclusive en la oscuridad de la noche. Mi mano con la palma levantada hacia el cielo, esperando que la tuya caiga sobre ella. Mis pasos siempre detrás de ti, los abrazos, mi voz buscando tus oídos. Siempre fui yo quien se acerco a tu ser. Nunca al revés. Pero igual me sentí querido. O quería creerlo así.

Te tenía regando el desierto donde dormita mi felicidad.

Las caminatas largas, las noches interminables, me hicieron de ti dependiente. De tu aliento, de tus palabras, de cada ingenio tuyo que saltaba a la vista.

Te cree un lugar, un tiempo, dentro de la historia que comenzaba a construir. Donde tu eras un personaje de casi igual importancia que el principal. Eso si lo tengo claro. Quien llevaba la historia era yo. Pero a veces tu te robabas el protagonismo.

Siempre creí que algún día tendríamos hijos, a los cuales poder ponerles politos rojos de la revolución. Que graciosos se verían. Es que un padre siempre proyecta en su hijo lo que no pudo ser.

Estabas tan ilusionada con vivir en eso viejos edificios del centro de Lima, era tu Le petit france , una Francia muy a la peruana. Para hacerte feliz y puedas vivir conmigo prometi comprarte un departamento en la esquina donde acababa quilca. Un edificio gigante , con grandes ventanales, que daban a la rápida avenida Wilson.

Y un día me dejaste solo en el departamento, con el hijo, en mi mente, esperando nacer, con la soledad frotándose los dedos y sonriendo a través de esos grandes ventanales. Te fugaste con un músico de cabellos largos, me contó la chica de la tienda que siempre nos vendía esas empanadas mortales que tanto te gustaban.

Seguro le haz vendido la ilusión de quererlo, de admirar su música, ojala el te quiera como cree que le quieres y te la casita de paja que querías en la selva.

LoTeRiA

Alexa llegó a mi vida, como llegan los premios de lotería o las malas noticias. De improviso. Llegó como Illiona, con la lluvia de Agosto. Es que siempre tuvo impregnada en el rostro, en cada poro de su cuerpo, esa melancolía que produce la lluvia invernal.

La recuerdo caminando atenta al libro que llevaba entre sus manos, mientras los demás peatones hacían maromas para no chocar con ella. Fue así como se encontró conmigo. Un golpe físico, de cabezas; al cual lo bauticé como mi golpe de suerte. Andaba distraido en la cuestión estética del cielo, con los ojos bien puestos en las nubes. No la vi venir. El golpe la arrojó al suelo. La ayude a levantarse, previo pedido de disculpas. Nuestras miradas se cruzaron y esos ojos infinitos, interminables, se impregnaron en mis fantasías. Coincidimos en varias fiestas; amigos comunes, de los cuales no sabíamos que el otro era amigo de él, hasta después de ese día.



Compartìamos los gustos por la poesía de Antonio Cisneros y Rimbaud. Nos gustaba coleccionar mariposas de alas azules, las cuales guardábamos hasta que maduraban y creíamos listas para emprender el viaje de su vida.

Ambos eramos recolectores de momentos. De pequeños pedacitos de vida que guardábamos en la memoria, para recrearlos, de manera fidedigna, cuando se necesitaba tomar fuerzas o se necesitaba una risa . Siempre creímos que las risas pasadas son mejores. Aunque tienen un olor medio rancio, saben mucho mejor.


Nunca le pregunte si quería ser mi novia y yo el de ella. El amor que mostraba por ella, era implícito. Cierto día llegó a mi casa, empapada hasta el alma. Me dijo que había estado bailando bajo la lluvia, y se hubiera quedado bailando en la vereda hasta el otro día; pero la lluvia tiene un tiempo determinado de duración. Eso le molestaba mucho. Quería que la lluvia sea infinita, como el invierno, como sus ojos, como la vida que llevaba en sus manos. La dejé pasar y le presté algo de ropa , que una antigua novia había dejado en los cajones de la cómoda. Bebimos algunos vinos, nos leímos , lo que para nosotros, eran los mejores cuentos de Paul Auster y caímos dormidos. Desde aquel día , todos los días, despertaba a mi costado. Amanecía cantando. Cual avecilla que anuncia la llegada del sol. Sentir su cuerpo junto al mio todas las noches, sus trinos en la mañana y su figura desplazándose por toda la casa, hacían de aquel lugar, la mejor casa sobre la tierra.

Alexa comenzó a tomar cursos de literatura en la universidad, para aprovechar el tiempo en que, yo, no estaba en la casa; debido a mi trabajo como fotógrafo. Iba 3 veces a la semana. Los demás días se reunía con algunos amigos a discutir ciertas obras o nuevos movimientos en la literatura universal. A veces se reunían en la casa. Verla disertar con tanto idealismo , despertaba una ternura absoluta , en mi.

Entre los asistentes a dichas tertulias, estaba el profesor de literatura latinoamericana. Era un tipo con aspecto de "hippie nuevaolero". Se llevaba dos años con Alexa. Ella lo admiraba demasiado. Lo cual, la mayoría de las veces, despertaba celos que tenía que ocultar por vergüenza. Ya que para Alexa, los celos eran una ridiculez y la muestra mas grande del machismo retrograda de nuestra sociedad.

El grupo de discusión cada vez se fue reduciendo más y más, hasta solo quedar Alexa y El Profesor. Se citaban en los cafés de moda, iban a recorrer librerías, ferias , firmas de autógrafos. Mientras yo la miraba desde un rincón, esperando alguna atención fuera de lo normal, pero no llegaban.

La casa cada vez estaba más sola. Alexa andaba muy ocupada disfrutando del mundo académico. Salía muy temprano y regresaba por la madrugada. Casi siempre me encontraba dormido. Aunque lo fingiera. Ya no era la misma. Sus trinos ya no se oían en la mañana. Sus ropas ,de colores, se volvieron grises. Cortó su cabello muy pequeño. Pero lo que aún conservaba era esa profundidad en sus ojos, de la cual me enamoré.

Las palabras entre ella y yo, fueron mermando con el tiempo. Hasta llegar a parecer sordomudos, mimos; comunicandonos con señas.

Un día, en el cual la lluvia del invierno había cesado y los árboles daban vida a sus primeras flores, salí temprano del trabajo. Volví a casa. Antes de llegar, divisé en la entrada, una ruma de maletas. Alexa, al costado de ellas, con un pañuelo amarrado a la cabeza, esperaba a alguien. Me vio desde su lugar. Nos quedamos con las miradas fijas en cada uno. Esa inocencia, esa tendencia a sublimar casi todo, aun se notaba en sus ojos. No dijimos nada. Era su forma de despedirse.

Un auto llego, bajó el profesor y le ayudo a subir las maletas; luego subió ella. Así partió de mi vida.

Seguí viviendo en dicha casa. Me compré un loro, para que me haga compañía. No duro mucho tiempo, ya que la nostalgia que flotaba en el lugar, hizo que se volara, escapando de esta. Con ello, el lugar se hacía ,cada día, mas grande. Así que decidí venderlo. Ahora que escribo estas líneas, estoy esperando a los compradores para firmar el contrato. Son una pareja de ancianos con muchos años de casados. Que graciosos nos hubiéramos visto al envejecer juntos. Mejor que no pasó.

Tengo la mochila lista para partir. El rumbo es incierto. Tal vez busque al loro, no creo que haya volado tan lejos.