Bueno el contendio de esto son mis desvarios, tropezones, alucinacion y (pocaS) cosas cuerdas que digo, esrcibo o pienso.

jueves, mayo 24, 2007

BiTaCoRa 2


Martes.

Hoy la vi, caminando por la calle. Radiante, desprendiendo estelas de luz de las extremidades de su cuerpo. Su ojos se volcaron sobre mi y emergiendo de entre la multitud que la rodeaba corrió a mi alcance. Tomo mi mano. Mi piel rozando la suya. El momento mas sublime que se pueda soñar.


Me llevo a volar, lejos de esta ciudad; llena de edificios sin rostro e insensibilidad encementada. A un lugar donde nacen los sueños. Donde las princesas, como ella, se alimentan del sol.


El grito de la tarde la desprendió de mi mano y me dejo caer. Ella había desaparecido, dejando una estela de perfume a su paso.


Martes mas tarde

Cada vez que la recuerdo, caminando, sonriendo, hablándome; se dibuja una sonrisa en mi rostro, la cual no puede desprenderse de mis labios, después de un largo tiempo.

Aún no comprendo lo que esta pasando.


martes, mayo 22, 2007

BiTaCoRa 1


Domingo.

Hoy pasó algo raro , que tal vez mas tarde pueda comprender. Hoy soñé contigo. Soñé que eras bailarina de uno de los miles de proyectos de película que tengo en la cabeza. Te movías con la música de una danza moderna. Las luces rojas seguían tu rostro. Mi voz dirigía tus pasos. Vestido a la usanza de Fellini .

Tu eras mi Gelsomina, mi Strada.


Salías del Plató. Interrumpiendo tu escena. Y clavabas tus labios en los míos. Como dagas que hacían inseparables nuestros cuerpos. Unidos para, casi toda la vida.

Llego la mañana y tu cuerpo, el plató, la música moderna se esfumó y me quedé tendido, cual cadáver, sobre el terreno baldío en el que se convierte mi cama los domingos.


Domingo, más tarde.

En la soledad de la tarde, con la neblina del invierno limeño. Te comencé a extrañar.

Ojala en estos días pueda explicarme lo que sucedió.




viernes, mayo 18, 2007

InStRuCcIoNeS pArA LiDiAr CoN lA TriStEZa



A Marisol.
Sin ella, esto no hubiera nacido.



Es increíble como la tristeza te puede asaltar de un momento a otro y apoderarse de tus cosas, tu vida, tu cuerpo; y todas las cosas que haces, dices o piensas. Estas tranquilo y derrepente ahí está mirándote, esperando el momento preciso para tomarte, para llevarte a su morada.

En los días así, hay que tratar de disfrutar ese sentimiento; no renegar de él o tratar de sacártelo de encima. Solo disfrutarlo.

Hay que abrirle la puerta, darle la bienvenida de manera cordial e invitarlo a sentarse en el lugar mas cómodo de la casa; para que no se sienta cohibido de darte lo mejor de si.

Abrir las ventanas de la casa y que entre luz gris. De esa que solo el invierno sabe crear. Luego preguntarle si va a tomar café o té y convidarle unas cuantas galletitas.


Uno debe sentarse junto a él y conversar sobre como le ha ido desde la última vez que te asaltó. Así, tratar de pasar el mejor rato posible.

Luego del café, pueden salir a las calles a caminar un rato. Mirar los estantes de las tiendas, cerrarse el abrigo para aguantar el frío, mirar el cielo y hablar de alguna cosa que sirva para matar el tiempo. Se sentarán en la banca de un parque y hablaran sobre los tiempos mejores, sobre la juventud; sobre el futuro y su vacío existencial. Aparecerá de improviso , su fiel compañera: La nostalgia. No hay que alarmarse, ni sentirse intimidado por ella. Hay que recibirla de la misma forma en que recibiste al sentimiento tristeza. Invitarla a sentarse en la misma banca y hacerla intervenir en la conversación.

Una vez terminada la conversación, invitarlos a pasar la noche contigo. Dormirán en la misma cama, ya que es de mal gusto dejarlos afuera en el sofá a su suerte, aguantando el frío que produce la brisa nocturna.

Luego de haber compartido con ellos todos estos días. Ellos tomaran sus maletas, ya que sentirán que su ciclo se ha cumplido en dicho lugar. Abrirán las ventanas y la puerta. Tomarán un taxi hacia el tren mas cercano y partirán en busca de nuevos compañeros que brinden su casa y su vida para quedarse.

Una vez que se hayan ido, tu vida tomara el rumbo normal. Las cosas volverán a la rutina veloz de nuestros días. Cuando haya una pausa para poder sentarte en alguna banca en el centro de la ciudad. Añoraras los días en que la tristeza y la nostalgia, acompañaban tus pasos. Pero no será algo triste, será un recuerdo con pinceladas de felicidad.