Bueno el contendio de esto son mis desvarios, tropezones, alucinacion y (pocaS) cosas cuerdas que digo, esrcibo o pienso.

martes, junio 23, 2009

La DeSpeDiDa


Despues de desvelarme frente al televisor, dias enteros.Frente al cielo mudo y oscuro. Cosechando unas ojeras que ocultan mis rostro tras de ellas. Despues de haber dejado partir algunos meses de buena vida, esperando noticias tuyas desde que partiste a Nueva York. Y haber emboscado al cartero casi provocandole un infarto, mas de una vez; hoy me ha llegado una carta sellada con tu nombre. El cartero la ha dejado con suma precaución sobre el recibidor y ha tocado el timbre. Emprendiendo la huída antes de que tuviera oportunidad de interrogarlo. Lo he observado desde el sillón de la sala. La he tomado y colocado sobre el estante de los libros. No la he abierto de inmediato como en otros tiempos lo hubiera hecho con una carta de amor. La he dejado, cuidando no se despegue, lentamente sobre la pasta gruesa de "Crítica de la Razón Pura".

La miro de lejos como un boxeador tazando a su oponente. La rodeo sin quitarle la vista de encima. La dejo abandonada y me voy a preparar el café del almuerzo. Es que desde que te fuiste a dictar el curso de arte en el MOMA de Manhatan no he vuelto ha salir a comprar los viveres. Café y cigarrillos son mi alimento. Es que me resultaba sumamente doloroso caminar por la calles donde crecen los poncianos y que en el otoño dejan deslizar sus flores como dedos que te advierten de su presencia. Es que es sumamente triste dudar entre la leche sin lactosa o la normal sin tener al lado con quien discutir cual es la mejor. Y las cervezas también las he dejado, ya que no es arriesgado embriagarse si no estas para sujetarme la cabeza mientras vomito la vida.

He encendido la hornilla para hervir el agua. Trato de que la llegada de tu carta no me afecte. Pero la tengo dando vueltas en la cabeza. ¿Qué me diras en ella. Me contaras de nuevos compañeros en las noches gelidas? ¿Te burlarás de todos tus estudiantes snobs que invierten su dinero creyendo que así podrán obtener talento?

He dejado pasar ya varias horas después del café. Me he fumado casi diez cigarrillos y continuado leyendo a Benedetti. Ya no con la añoranza de tu cuerpo a mi lado o la esperanza vaga de que regreses y poder hacer el amor toda la noche despues del vino. Ahora lo leo perturbado. Sin prestarle atención a los versos. Siento los ojos de la carta. Desorbitados, locos; sobre mi hombro. Como un impertinente transeunte que desea saber que es lo que leo. Su mirada es cada vez mas insistente. No puedo continuar leyendo. Voy hacia ella. La tomo entre las manos. Quiero abrirla pero me detengo. No quiero destruir esta falsa história de reencuentro que tengo cosntruída. Es lo único que me ata a seguir viviendo. Dejo la carta sobre los libros.

Me he quedado mirando por la ventana casi cuatro horas. Y la carta sigue mirando. Es la única manifestación corporea tuya que me queda. Mi reflejo lo alcanzo a ver por la ventana. Tengo la barba crecida. El cabello alborotado y la ropa hecha andrajos. Si me vieras en este estado ya estarías sobre mi con tu voz tomando por asalto mis oídos, alentandome a tomar un baño. Es que desde que te fuiste deje de dictar clases en la universidad. Deje los cineclubs, las galerias de arte, los conciertos. Lleve una caja de carton a mi oficina y me traje los libros que adornaban mi estante. Y los he vuelto a leer. Ellos me acompañan. También te esperan. Sobre todo los de Onetti que tanto te gustaban. Algunos jueves me he tomado un café con Vallejo y los martes con Ribeyro. Asi vienen de vez en cuando a visitarme. Y recitan sus versos a voz en cuello llenando la casa de ellos.

Esta noche ha sido difícil con la carta vigilando la puerta del cuarto. La noche se ha hecho infinita. Me he despertado sobresaltado a mitad sudando frío. Y sentido los ojos de la carta detras de la puerta. Aunque en la mañana la he visto otra vez en el estante algo alborotada, como si hubiera salido a dar un paseo en un día lluvioso. No puedo seguir más con ella aquí. He decidido pedirle que se vaya. Ella ha aceptado de la mejor manera. Así que le he preparado un café. Hemos conversado sobre ti, sobre poesía, sobre algunas películas. Nos ha dado la tarde y me ha interrumpido pidiendo perdón. La he tomado entre los dedos como abrazandola y la he lanzado al fuego. Entre las llamas parecía sonreírme.

La casa se siente mucho más tranquila sin su mirada. Ahora podré retomar la lectura de la Razón Pura, para evitar extrañarte; mientras espero la llegada de otra carta que tenga tu nombre en el matasello.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusto mucho y que bueno que sigas escribiendo , leo de vez en cuando tu pagina , para que sepas que no soy tan ingrata contigo y que siempre te tengo presente.

Lesly

Anónimo dijo...

There´s no need to reap, reaper
let the grass grow.